Christian Poveda dio su vida por retratar la verdad, por retratar la vida "loca" de los miles de jóvenes salvadoreños que año tras año ven su vida destrozada por las maras, unas pandillas compuestas por los herederos de los emigrantes a los Estados Unidos durante la Guerra Civil.
En un documental de una crudeza agonizante, el hispano francés nos muestra cómo es el día a día de la Mara 18, sin escenas violentas, preocupándose única y exclusivamente de mostrar el lado humano de un conflicto olvidado.
Son personas, ésa es la mayor enseñanza que nos dejó el realizador a cambio de un alto precio: su vida. Esas mismas personas a las que se acercó, con las que convivió durante un año, son las que lo asesinaron. Ello es el más claro referente de la brutalidad y exacerbada violencia que afloran en el interior de los jóvenes tatuados que matan y se dejan matar por la pertenencia a la mara.
AMAIA ORTIZ